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| miércoles, noviembre 22, 2006 |
| SEMANA 5:Fotogra+ |
“Ahí estaba yo, es decir, Alex, y mis tres Drugos, o sea Pete, Georgie y Dim. Estábamos sentados en el Milk Bar Korova, exprimiéndonos las rasureras para encontrar algo con que ocupar la noche. En el Milk Bar Korova servían leche plus, leche con venoceta, o con dicromina, que era lo que estábamos bebiendo. Nos aguzaba los sentidos y nos dejaba listos para una nueva sesión de ultraviolencia.” Ambientada en una Inglaterra en 1995 imaginada en 1965, La Naranja Mecánica narra la vida de un joven llamado Alex, cuyos mayores placeres de la vida son la música clásica (especialmente Beethoven), las violaciones y actos aleatorios de ultraviolencia. A sus 15 años, Alex es el líder de una pequeña banda de matones, a quienes él mismo llama «Drugos», un vocablo salido del Nadsat, una jerga juvenil ideada por Anthony Burgess, escritor de la obra homónima en la que se basa el film que estamos tratando.
Una noche, durante un intento de robo y gracias a sus drugos, Alex es atrapado por la polícia y, tras conocer la muerte de la víctima del robo, condenado a pasar 14 años en prisión bajo el cargo de homicidio. Después de trabajar dos años como monaguillo en la prisión, se ofrece voluntario para una terapia experimental de aversión llamada “Técnica Ludovico”, una técnica desarrollada por el gobierno en un esfuerzo por erradicar la violencia que consiste en el visionado de imágenes voilentas mientras le provoan malestar mediante drogas.
La terapia deja a Alex incapaz de usar la violencia, incluso en defensa propia, e incapaz igualmente de tocar a una mujer semidesnuda, acto que le provoca arcadas, y, como efecto secudario de la terapia, y para su desgracia, tampoco soporta la Novena Sinfonía de Beethoven, obra que antes adoraba.
Sin la capacidad de defenderse y obligado a abandonar la casa de sus padres, quienes alquilaron su habitación a otro chico, Alex deambula por la ciudad acabando en los antiguos escenarios de sus delitos, donde vagabundos antes torturados por él toman la revancha y dos de sus ex-drugos, ahora metidos a policías, intentan ahogarle en un abrevadero.
Finalmente acaba en la casa de un escritor a cuya mujer violó y torturó. El escritor le acoge y le ofrece baño y comida pero, cuando logra reconocer al chico, le droga y le conduce a la locure abligándole a escuchar incesantemente la Novena Sinfonía de Beethoven, hecho que lleva a Alex a un intento de suicidio, al que sobrevive.
Durante un largo período de recuperación en el hospital, Alex conoce al Ministro de Interior, quien le convence de que el tratamiento que siguió nunca estuvo destinado a crearle mal y de que el gobierno se preocupa por él. Asimismo le ofrece un trabajo bien remunerado y, así, ayudar a mejorar la imagen pública del gobierno.
En la escena final se ve a un Alex totalmente curado de los efectos de la terapia imaginándose la lucha entre dos mujeres desnudas y, como música de fondo, el Cuarto Movimiento de la Novena de Beethoven. |
posted by DistopicoS @ 9:31 p. m.  |
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